miércoles, 31 de agosto de 2011

También la vi


      –Necesito describírtela, Julio, era tan perfecta, en su modo, era tan hermosa y sensual, era como si la chica perfecta que creamos en listas de papel en la secundaria hubiese, al fin, decidido formarse de carne y hueso y ponerse enfrente de mí, como esperando que fuese por ella –me explicaba Sergio con un rostro tan vivaz que daba la impresión de haber rejuvenecido unos quince años–. A la mañana siguiente del sueño, busqué entre carpetas de bocetos y de más mierda y encontré varias listas, ésta es la mejor.
       Me tendió un papel arrugado por sobre la mesa, no lo tomé a reacción sino más bien, me paralicé contemplando el arrugado documento, sintiendo una especie de brisa extraña de verano playero. Después la tomé. Estaba escrita con tinta roja y con la excelsa caligrafía de Sergio: Castaña, piel pálida, ojos miel, alta, cuerpo de diosa griega, vestida a combinación de colores negro-rojo-blanco, botines negros, un bolso negro que atraviesa su tronco recalcando la frondosidad de sus senos y unas medias negras en las que sus nalgas yacen simplemente, perfectas. Parecía una lista hecha por verdaderos pubertos urgidos de sexo pero en realidad iba más allá de eso y lo recordaba, recordaba como en la búsqueda de esos estándares Sergio y yo habíamos buscado a esa chica y fallado siempre en el intento, al final jamás serían como la chica que vivía en nuestras ingenuas mentes.

(fragmento)

martes, 30 de agosto de 2011

Teorías en el mingitorio

Han sido diversos los mundos en los que he entrado en los momentos del descanso, pirados, si no es que reflexivos, en donde desprenderme de los líquidos innecesarios conlleva a búsquedas entre desperfectos que suelo ignorar. Pero ¿qué suelo ignorar cuando todo parece pasar? o más bien, ¿qué de ese todo suelo ignorar cuando todo parece moverse tan rápido? Los hechos, los detalles que no sobrepasan las sorpresas o los sucesos que no esperamos que pasen, como mis tropiezos vespertinos en la calle Matamoros o los choques con personas en el transporte público a horas pico. Un tanto extraño como puede quedarse más presente el quisquilloso señor que viste en alguna acera queriendo saltar para volar, mientras tú no puedes ni siquiera huir de la realidad que te tiene tan amarrado al asfalto. Y me pongo a recordar éste tipo de cosas, mientras mis orines fluyen por la ya no tan blanca estabilidad del mingitorio, en un baño cualquiera, un idiota cualquiera que, como los demás, se entretiene con pensamientos al azar que invaden la mente entre el desahogo natural.

sábado, 27 de agosto de 2011

"Y la mierda siempre está cambiando"

Se acercaba la mala facha/fecha una vez más, lograba divisarla tras las rejillas de la persiana desde inicios de semana, y no me equivoqué. Odio tener ésta razón tan exacta en éstas circunstancias que a veces simplemente prefiero pasarlas por alto o fingir que podré fallar en predicción, pero volvió a suceder. (Y sucede). Soy un claro enemigo de éstas predestinadas suposiciones y lógicas difusas, pero a veces pasa y caigo en el cansancio de saber, de nuevo, que todo lo que tenemos es tan susceptible a irse y fluir por las cloacas de la ciudad que elijamos. Pero no quiero eso, no más. Soy de los que se tallan la nariz con el dedo indice y mientras el aire cala, menciono: "Y la mierda siempre está cambiando".

sábado, 20 de agosto de 2011

Entre filos y demencias

He quedado atrapado en una canción o no sé si la canción esté atrapada en mi. Es extraño, sobre todo por el idioma. Es como cuando te empiezan a gustar las melodías angloparlantes en la infancia, ese gusto por escuchar una música tan hermosa acompañada por una voz suave o intensa que ignoras en el meaning, pero que es el toque exacto para la melodía. Me gusta Aviv Geffen desde unos años para acá, tiene un toque que si yo fuese mujer, me haría ser su groupie or something like that. Vuelvo a repetir la canción y el reloj me dice que ya es sábado.

¿Ciclos o secuencia?
Entre filos y demencias:
R=Voy a dormir.

jueves, 18 de agosto de 2011

Pura

Imagina que esa es la herida que quedó. La que nunca pensaste que surgiría. La que no desearías recordar como comenzó. Imagina que no esta en tu corazón, visualízala como un raspón de rodilla o un granito sangrando, una cortada sencilla y sin importancia. Una herida que se sanará rápidamente y cicatrizará sin que te des cuenta. La rascarás de vez en cuando y te acordaras de mí sin rostro, claro, de la Stratocaster que nunca tuviste y de los falsos paseos en bicicleta que nunca dimos. De noviembre y sus días grises y armoniosos. Del domingo en que nos casamos tampoco recordarás nada y será de mi placer ocultártelo. Ahuyentaras a los perros que se te acerquen con tal de captar esa fría atención que tanto solías tragar. Pasarás por la iglesia a la que íbamos pero no entrarás, tendrás esa sensación de deja-vu interrumpido y lo ignorarás por completo. Te saludaré en las mañanas cuando salgas a regar tu hermoso jardín pero no mencionaré ni pio. Tu herida me servirá de guía para recordar que la mía es mas profunda.

2009

Ritual del despertar

Sube la gravedad haciendo mis oídos estallar. Primera advertencia, segunda opinión. Una desnudez iracunda se aferra al aire helado. Piel rosada y el color del viento. La fastidiosa tarea de recordar momentos placenteros me mantiene aun con vida, de penosa forma y mis pies errantes se rinden al grotesco destello triste de la luna. La marchita esperanza (tan muerta como la hora), se rinde a mi paso por las cavernas del dolor pese a sus tentáculos, que se alimentan de acechar fríos cariños: víctima perfecta. Me hacen gritar para no interpretar, porque los sueños solo se reproducen para los que pueden escuchar, soy tan pobre al intentar despertar. Los fuertes crujidos del enero desdén forman cuadros, terribles formas para ver antes de morir, incoloros como su rey; sombras agudas mas oscuras que el ayer revolotean sin cesar, en una especie de ritual, una forma de acorralarme. La adrenalina ya no existe, solo mi sudorosa presencia y la retención de memorias. Simples burbujas de felicidad salen de mi en grietada frente para reventarse al aullido crepuscular. Formas claras, trabas ralas. Una sombra se escapa de la cobija del saber mientras los tentáculos destruyen risas infantiles. Llagas en los pies antes de la caída me hacen gritar, ¿Habrá sonido después de la huida? La sangre no se molestó en reír.

martes, 16 de agosto de 2011

Ni vendrás

"Y lo recuerdo todo, como esa triste película que ves una y otra vez sin importar que te haga tanto daño, un daño tolerable que aceptas recibir, pero yo cuento con la facultad de admitir que ésta película es la peor de todas, la triste y amarga, la que nos pasó a ti y a mí."

lunes, 15 de agosto de 2011

ועם הזמן

ועם הזמן, ועם הזמן הכל חולף.
וקולה כבר דעך אין דקירות אין כאב,
ולמי תכשיטים ולמי אתה כותב
ועם הזמן אתה כבר לא אוהב.

Belive in me little stereo-subway

I can't forget. Breves palabras enviadas en graves ondas sonoras, que se filtraron en mí hasta hacer que en mis oídos retumbara y lastimara de forma cruel a tal grado de no verte. No se si aun este vivo o en algún tipo de limbo, pues no siento dolores supremos, pero tampoco me siento aliviado. Espero el silencio y comienzo a buscar la mínima pizca de ti en la inmensidad de la nada. Grito. Hay paredes que me devuelven el llanto a bofetadas y suprimen lo intenso de mi necesidad. Me revuelco y abrazo tu esencia olvidada que escapó un día de ti, esa que me robé y guardé para un momento como éste. Me calmo y me esperas. Te guardo en un frasco y me levanto, pero con una nefasta presión caigo de nuevo. Me disuelvo en el piso, no sé que pasa pero creo que es culpa tuya-de tu verdadera yo- y de nadie más. Mientras estoy en un dilema de pensamiento espacio-tiempo. Siento que arranco, que me muevo sin reacción o deseo. ¿Has sentido el mirar de una persona clavada en ti? Te siento. Volteo. Sonrío. Me metamorfeo pero no te alcanzo. Oh, me siento mejor. -Pendejo-

La puerta del vagón se abre de golpe y los pasos de una persona retumban con eco fulminante. Hubiera sido demasiado doloroso para cualquier otro momento, pero ahora ya no sentía, eso que llaman dolor lo ignoraba completamente. Habitaba una sensación de calma en mi ser, una especie de relajación que no entendía pero que daba miedo solo intentar razonarlo. Los pies se colocaron enfrente de mí y reposaron durante un instante. Me atreví a abrir los ojos pero no divisaba nada, todo estaba amorfo y borroso. Las luces se movían al placer de serpientes en la arena, parecía una broma. Sin percibir la rapidez del movimiento, el ente que entro por la puerta toma el frasco y se retira. Se va con una enorme calma que hace quedarme como un inocente niño después del regaño. Amanece. La luz hace que todo lo demás se haga más brillante y borroso. Oh, gracias señor del sol. Me quedo solo intentando protegerme y sin tu esencia encerrada en el frasco de cristal. -Pendejo-

Debería irme, debería nunca poder haber hecho nada para merecer esto, pero ahora esto es lo que tengo y lo que no tengo, es todo lo que tenía de ti aparte de tus falsos recuerdos sublimes. Te has ido dos veces, cuerpo y alma, esencia marchita. Igual estaba predestinado a perder, pero no pensé que a tal grado. No pensé que nada más pudiese pasar, hasta que de repente las luces que ya había visto brillar y moverse tan rudamente por encima de mí, empezaron a amenazarme con exóticos movimientos. No sabía que hacer, ¿Cómo competir con cinco luces que cambiaban rápidamente de forma y eran cuatro mas que yo? Aun tenía la vista imprecisa, tenia todas las de caer. El vagón paró en seco y las luces, una detrás de otra, se lanzaron hacia mi boca. Estas raspaban como el fuerte licor pasando rasantemente. Todo estaba nublado para mí. Lloriqueos y desgarrantes gritos. Todo esta en blanco y comienzo a morir en un sueño, mientras mi familia me observa, desesperada base a tal vil espectáculo. Un hombre se acerca con un pequeño frasco y me introduce su deslumbrante contenido por la boca. Me calmo. Vivimos para contarlo. –Ni tanto-

2009

sábado, 13 de agosto de 2011

Amanece nublado

La longevidad del acuerdo momentáneo se paraliza para abrir camino al siguiente corte, un suceso que no cabe en la aceptación del baile anterior. Un vaho se aparece del aliento que empaña la vista, ahora apenas perceptible. El fluir del viscoso nacimiento se vuelve artimaña para mi sentido primordial, en cuanto en la izquierda que te marco se ondula y levanta el tono del vaivén, procreando el sagrado toqueteo del amanecer. Entre neblinas pardas surge mi pecho, vengo del sonido grave, del incierto lapso en progreso. Lo que pienso fluye entre el despertar del tiempo, el cual regresa friccionando el espacio: vibración por carcajadas, tambores en mi espalda y campanas que se escabullen entre cuevas y cavernas casi habitables en lo torrencial del encuentro. El sueño es el dueño de mi cuerpo, delito que inicié a sobremanera en el simple trazo de caminos sobre el rostro. Sucesos demenciales perduran, como el erróneo hipnotismo que violó mi incolora piel, más allá de la mente, más cerca del credo sagrado que me hicieron adorar y cantar. Más sin embargo, empiezo a olvidar, en la lírica que se vuelve voluble y en lapsos de sonoro sentir.

jueves, 11 de agosto de 2011

Nacer líquido

Con el transcurso del viento se siente el tiempo. Se palpa suavemente con el rostro y con extrema delicadeza entre las palmas de mis manos, en los dedos y en los nudillos que parecen resbalar en el envejecimiento tardío de las células aparentes. El sueño de la mandarina de florida es el camino que principio para éste sentimiento tan tristemente sutil: mi herramienta, mi frío descalabro que se despeja entre secuenciadores y ciclos que se repiten y superponen al entorno. El destello comienza mientras el agudo ondular se apodera del seco golpe del segundero, el cual se rinde de excitación atemporal tan pocas veces experimentado. Sencillos pestañeos quiebran mi vista incompleta, que se hunde en lo viscoso del salivar repentino, tan penetrantemente inevitable. Pierdo frecuencia de mis modales rebuscadamente occidentales, lentamente. En cuanto la prosa se disuelve por entre la elástica noche que se crea de fondo, las lágrimas de sangre se escapan de la realidad, chocando en los dulces labios del nacimiento líquido.

miércoles, 10 de agosto de 2011

Pocas palabras

Hay pocas palabras escritas en mi moleskine. A decir verdad hay tanto que decir pero parece cambiar de una manera inminente al momento de contar. Gritar en medio de las calles puede ser fácil, pidiendo clemencia a la distancia y paciencia a la demencia. Faltas, falta tanto. No es ninguna novedad, pero es una hecho que sucede la mayor parte del tiempo, y, el otro porcentaje, se pierde entre encuentros que tenemos y transgredimos otros sucesos que opacan terriblemente mi actual cuestionamiento, o más bien, nos olvidamos de ello. Son pocas palabras las que puedo contar. Por ahora sólo queda esperar, como siempre.

martes, 9 de agosto de 2011

Es mentira

La caucasidad de mi nariz -una vez más- me volvió a delatar.
La caucasidad de mi nariz -una vez más- me volvió a delatar.
La caucasidad de mi nariz -una vez más- me volvió a delatar.
La caucasidad de mi nariz -una vez más- me volvió a delatar.
La caucasidad de mi nariz -una vez más- me volvió a delatar.
La caucasidad de mi nariz -una vez más- me volvió a delatar.
La caucasidad de mi nariz -una vez más- me volvió a delatar.
La caucasidad de mi nariz -una vez más- me volvió a delatar.

lunes, 8 de agosto de 2011

Bajo la sabana rosada

Parecía más madura cuando la vi encima de mi. Esa fue la impresión que me dio al verla dormir a escasos centímetros, mientras fumaba para reprimir el sueño. La silueta de su cuerpo bajo la sabana rosada me hacían verla de una manera casi paternal, su postura era (en una manera muy delicada de ver las cosas) tierna, al observarla sin saber que horas antes había practicado un sexo tan brutal, uno podría afirmar que se trataba de una quinceañera común y corriente, pero la Ceci iba más allá de cualquier primera impresión rutinaria. Tengo de consuelo que al menos es ya mayor de edad, más sin embargo la intriga que me causa el hecho de que esta mina se mueva de una manera exquisita, además la reacción de cada jadeo y su consecuente incremento de excitación, me hacen sentir un padre desubicado. Es un tanto extraño el feeling, pero por otro lado me hace darme cuenta de que estos cuarenta años que me cargo, se despilfarran al momento de encontrarme frente a su piel morena.


Leonardo Barajas

Amberes

En las esquinas de las calles que terminan con vocal suele encontrarse rastros de aquel hombre que vino de Amberes.


http://elamberino.tumblr.com/