viernes, 31 de julio de 2015

Senza fine

    Se hace tarde.
    He dejado el vaso medio vacío. Lo observo y lo repaso. Me pregunto por qué no lo he terminado de beber. No recuerdo. No es satisfacción ni hastío. Tampoco sé el porqué de  la interrupción. Parpadeo y carraspeo. Han pasado un par de minutos y la tensión se vive entre la mirada y la percepción. La incógnita. El desgaste ocular y el recelo del despojo hacia el objeto. Las doce y media y el estómago medio vacío. La parábola de la vida de la cual carezco de explicación me persuade a un intento. Se hace tarde. La saliva me recuerda el sabor. La luz me priva de una imagen clara. No he de beber. Alguien toca la puerta. Parpadeo y desespero. La angustia de alargar la mano hacia el vaso se presenta. Sentido común. Autómata de dos a once. Se hace un poco más tarde. Canícula regiomontana en el fondo suburbano. Siguen tocando fuera de casa. Caigo en el hartazgo. Sed de derrota. Hazme despertar con el miedo de perderte. Mejor no. Nunca es demasiado tarde. Dos tragos y a correr.  

miércoles, 15 de julio de 2015

Lago Rodeo

    Es tarde ya para devolverme.
    Hace media hora que he tomado una ruta alterna que me llevara a un lugar distinto a donde en realidad iba. Todo ha comenzado con la intención de tomar un atajo y llegar antes de lo planeado a aquella reunión pero, entre el barrio desconocido al que entré y las altas horas de la noche, me he tomado otra salida de momento y ahora me dirijo a su casa. Debí girar hace tres semáforos y terminar esta estupidez. Ahora estoy ya por tomar la salida de la ruta exprés sin haber frenado por minutos. Sería necesario hablarle por teléfono si es que en realidad voy a verle, tal vez ni siquiera esté ahí y todo sería una pendejada más en mi haber del cual podría mofarse a plenitud.
    Sin más que pensar, nuevamente he desviado mi camino. Han pasado tres minutos desde que tomé el celular para llamarle y ya me encuentro rebasando automóviles a ciento veinte kilómetros por hora sin saber qué hacer aún, agazapado por esa corriente de aire fresco de madrugada que suele aparecerse en el verano y que ahora me acaricia invitándome al descaro. Esperaría estamparme mientras conduzco al escuchar su tenue voz, saber que es muy tarde y que cada vez estoy más cerca del bulevar hacia casa que tomar el retorno a la suya es lo que sucede entre canciones. ¿Me contestará la llamada después de tanto tiempo? El silencio que perdura después de un track recién terminado al siguiente hace énfasis a lo que cuestiono.
    Creo encontrarme a quince minutos de llegar con ella si hago el retorno en Ruíz Cortines. Podría dar la vuelta, llegar por un par de cervezas y aparcarme esperando su respuesta en la tranquilidad de la noche, justo a unas calles antes de su estancia por donde no corra riesgos. Tomar el teléfono y marcar sin reproches, hablar con vulgaridad y escuchar una respuesta que igual vale madre parece verse tan fácil: aclarar mi garganta y presentarme frente a ella ahora lo visualizo como un absurdo sin sentido, un berrinche de fiebre de sábado por la noche sin borrachera que lo respalde. Sin embargo, persisto. Es tarde y seguro se encontrará ya ebria, lo cual lo haría más sencillo: contestaría algo sorprendida y con tono mamón, si tengo un poco de suerte puedo pasar a recogerla en Lago Rodeo como antes, como si no hubiera pasado nada y saber en realidad que no pasa nada en lo absoluto es lo que me tranquiliza justo ahora.
   Me he aparcado en una brecha oscura a orinar y noto la hora en el celular. Son las cuatro con veinte de la mañana y ya nada de esto parece tener un fundamento racional que me lleve a seguir manejando entre esta horrible ciudad. Deseo verla de nuevo y es sólo el impulso lo que me ha traído aquí, mientras noto la claridad que empieza a tomar el cielo, preguntándome una vez más si esta patética corazonada va más allá de un par de suposiciones y semáforos en verde, todo al tiempo en que sacudo mi verga de las últimas gotas y me resigno a dejar esto como estaba. Como una meada que se queda olvidada en el pavimento hasta evaporarse entre la nada.