Se acercaba la mala facha/fecha una vez más, lograba divisarla tras las rejillas de la persiana desde inicios de semana, y no me equivoqué. Odio tener ésta razón tan exacta en éstas circunstancias que a veces simplemente prefiero pasarlas por alto o fingir que podré fallar en predicción, pero volvió a suceder. (Y sucede). Soy un claro enemigo de éstas predestinadas suposiciones y lógicas difusas, pero a veces pasa y caigo en el cansancio de saber, de nuevo, que todo lo que tenemos es tan susceptible a irse y fluir por las cloacas de la ciudad que elijamos. Pero no quiero eso, no más. Soy de los que se tallan la nariz con el dedo indice y mientras el aire cala, menciono: "Y la mierda siempre está cambiando".
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