lunes, 21 de octubre de 2013

Octubre sigue su camino



La estación de los amores - Franco Battiato

La estación de los amores,viene y va, 
y los deseos no envejecen, a pesar de la edad. 
Si pienso en cómo he malgastado yo mi tiempo, 
que no volverá, no regresará, más. 
La estación de los amores, viene y va, 
y llegará sin avisar, ya verás, te sorprenderá. 
Tuvimos tantas ocasiones, perdiéndolas.
No las llores más, no las llores hoy, más.
Le queda un nuevo entusiasmo, por latir, al corazón. 
y otra posibilidad de conocerse. 
Los horizontes perdidos no regresan jamás. 
La estación de los amores, 
volverá con el temor y las apuestas, 
y esta vez cuanto durará. 
Si pienso en cómo he malgastado yo mi tiempo, 
que no volverá, no regresará, más. 
Tuvimos tantas ocasiones, perdiéndolas.
No las llores más, no las llores hoy, más.
La estación de los amores, viene y va, 
y los deseos no envejecen, a pesar de la edad. 
Si pienso cómo he malgastado yo mi tiempo, 
que no volverá, no regresará, más.

viernes, 18 de octubre de 2013

Apunte innecesario

    Mitad de octubre y el clima cambiando. He realizado cientos de pasos sin saber explicar, apuntar o bitacorar el rumbo de los últimos dos meses (no sé dónde está mi Moleskine). He abandonado poco a poco el desconcierto recurrente del vivir al pedo, todo entre espirales llenos de confusiones de saliva que poco puedo controlar y un empleo que me mantiene, equilibradamente, ocupado. Aplico levantarme muy temprano y en las noches me gusta descansar. 
    Como en ciertas ocasiones del transcurso del año, dejo de ser el vaquero más famoso de la Nuevo Repueblo para convertirme en el silencio que se refugia tras re-lecturas sumamente indispensables, un cuidado dermatológico de la finura de mis manos y un whisky no tan barato que me cobija de tanta mala indiscreción, lo cual, me recuerda reafirmar lo contrastante que puedo resultar en invierno contra el verano a la hora de la productividad humana. 
    Siento un límite hacia ciertas situaciones que por ahora poco o nada me interesan (y sin embargo mantengo), en cambio me concentro en el empleo y todas esas cosas que uno se supone hace cuando adquiere el adjetivo de «adulto», ya saben: ver televisión después de la jornada, cenar con cerveza, leer lo más que se pueda en el colectivo (hasta cuando se va de pie y apretadísimo), bañar al perro en domingo, ir al supermercado y gastar al menos en una botella más por si las dudas, por si vuelvo a valer verga.