sábado, 11 de junio de 2011

Casualmente

Casualmente me desvanezco, antes de que suene la alarma de las veinticuatro horas del suceso y el acceso. Ha habido un montón de ruidos graciosos en la prisma del dolor, y se generan toda clase de silencios que abochornan lo glamouroso, lo espasmódico del encuentro: la quemazón corporal. Todo esto mientras vacilas en el melancólico atardecer, tan típico de éste mes, tan fortuito como ayer. El cuerpo arde y la sonrisa se mantiene. Los críticos se vuelven inofensivos mientras yo me consumo, en la caída del albino, en la nostalgia que te inunda.

No hay comentarios: