lunes, 26 de septiembre de 2011

Carta al fuego

      Recibí una llamada telefónica el día de hoy donde una grabación me anunciaba que ibas camino a tu ciudad natal, lo cual, al principio, fue una contradicción pero viéndolo desde el punto en que te encontrabas, fue la mejor decisión que pudiste haber tomado. Fue la mejor, la más sensata y la más cerca de tu alcance, lo que me dejó con un mal sabor de boca y una desilusión irremediable. Pensé que lo enfrentarías, que me llamarías y me dirías entre sollozos y palabras quebradas que te ayudara, que no te dejara por ningún motivo, que pasaríamos por esto juntos. Esperé a que lo hicieras, que me dieras a entender al menos la mínima decisión de aceptación, pero me quedé esperando, como muchas otras veces que diste la vuelta o decidiste ceder. Puedo seguir esperando, puedo seguir fingiendo que tengo algún compromiso con alguien y que me es igualmente fiel. Puedo seguir pasando las navidades entre amigos y cohetes, entre tequilas y canciones rancheras que tarareo, pero que en verdad describen todas esas cosas que he hecho por ti y de las que no tienes ni la más remota idea.

Leonardo Barajas

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