Las noches son momentos anuales de fácil acceso indiscreto para recorrer el contorno del entorno. Lapsos pasajeros, arena que cae de las manos grano a grano: sueño efímero y el olvido del bochorno. La oscuridad nos ocupa cerrando los ojos y alumbrando con su ombligo tangible, el invisible eje preciso del cuerpo formante. Silencio absoluto, viento amigable, arden las pieles base a fricciones necesarias, arrogantes y ocupantes de la noche ambulante.
Leonardo Barajas
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