lunes, 4 de julio de 2011

Gris (19:24)

En la penumbra de la perseverancia espero sentado, con el techo encima holgado e intangible, lejano e inmune a mis abruptos puños, tosiendo sobre charlas e interrumpiendo llamadas con la mirada simplemente para matar el tiempo. Falta la palabra. Falta el derecho de locución y el gozo de la imaginación. Faltan palabras acompañadas de gestos y sonrisas otoñales. Faltas tú. He abandonado el placer del sueño, no fue sencillo, pero las noches de lectura voraz ocuparon el momento, suplemento de placer con otro, hocico fugaz. Leer y querer leerte, pensar y comenzar a escribirte: frases cortas, oraciones que jamás leerás, poemas incomprensibles y dibujos que representan la alucinación de tu existencia. Fracciones de segundo, hoy no vamos a fallar. Hoy todo acaba y vuelve a comenzar, es el ciclo de mis pasos y la montaña rusa de tu mente, es la caricia que quede a deberte y las formas en las que nunca vas a oír hablar de mí. Faltas. ¿Es esto en verdad necesario? Absolutamente.

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