Anselmo el lluvioso se limita a mirarte:
Siente que el fin de tus males
llegará
con
un
beso
que él te dará;
Reclama tu atención
con
simples suspiros
modestos
y anarajnados
que inciste
en crear;
Aumenta
el volúmen
de
su
pecho
cuando pasas
frente a
él;
Engendra imágenes
en
su
cabeza
en donde
te toca
y
te
moja
con
la punta de
su
lengua;
Anselmo el lluvioso
se
masturba
con
tu
foto
dos
veces al
día,
una
en la
ducha
y otra
en
los baños
de la
oficina;
Insiste en observárte
entre
los estantes
que
procuras
ordenar
y las
plantas
artificiales
que tanto
polvo
has dejado
alojar;
Anselmo el lluvioso
fantasea
con tu
cuerpo
de
mujer madura
y
entre
cada
junta labral
acaricia
su pene
pensando
en que
es tu
mano
de
señora
de limpieza
la
que,
al fin,
actua
como siempre
ha
soñado.
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