Tengo dos horas esperando tomar una
decisión y contando.
Habría de encontrarme yendo una vez más de
nuevo hasta su casa tomando el transporte o lentamente a pie y no es así. Me he
detenido en seco, en medio de un semáforo que aún marcaba el verde y una
orquestra de claxons maldiciéndome a compás, boquiabierto por un flash venidero
de las recónditas y torpes ideas que he estado trayendo. Supe al instante,
entre el tráfico que llega al caer la tarde y el sonido del motor de mi auto,
que tenía que parar.
Opté por aparcar mi coche en un
supermercado y seguir a pie. Había sido hasta el momento la mejor decisión para
poder despejar mi mente ante el denso bullicio citadino y, ni así, he podido
relajar mis pensamientos y enfrascarme en la simple contemplación de un sí o un no. Y es que me he quedado
así, aquí de pie: a escasos cuarenta metros de donde he estacionado mi vehículo
y con las monedas del pasaje en la mano, con un sudor que huele a metal barato
de pesos mexicanos y un asco que no me deja dar el siguiente paso. Esa es mi excusa
a la excusa de no saber qué hacer después de lo primero. Según yo tengo dos
horas, puede ser que me esté mintiendo y ya nada me sorprende.
Me veo ahí, bajando del camión y caminando
apresurado hasta la puerta de su trabajo sin una sola palabra que dirigirle y,
sin embargo, es esa la primera opción. Por otro lado, veo la posibilidad de
caminar desde aquí, llegar y no encontrarle y hacerme a la idea de que no ha
sido el día indicado para buscarle. Es simple, juro que en las escenas de mi
cabeza se observa todo tan sencillo y sin sobresaltos. Aunque sigo aquí,
estorbando en la acera de una esquina a los transeúntes que me impactan con sus
pequeños y morenos cuerpos: yendo y viniendo en las recreaciones de mi mente con
estas dos opciones al tiempo en el que, el mismo tiempo, me mantiene en confort
del desasosiego digno de Pessoa.
Dos
horas esperando, esperando una desgracia o tragicomedia sin ganas de provocarla;
quieto y sin apuros, como un pobre venadito que habitó en la serranía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario