Cómo lograr olvidarte
si mis reniegos aún no son los suficientes,
¿cómo?, si en cada uno se resume ese sabor a sal
que predomina y me superpone:
absorbente precio a merced
del adiestrado moribundo.
En la meta de tus caricias he encomendado
un frío silencio (secuencia):
traslado del alma que se enmancipa sin retorno,
todo a paso firme, como la succión del viento
hacia nuestros contados suspiros.
Me presiona la noche
al recuerdo de tu aliento,
dulce declive de entregarme más:
un cobarde sin remedio (and goes):
viajero terco sin consuelo.
En tu oscuridad ofrezco
finalmente mi manda,
planicie engañosa a la palabra
y en tu inmensidad engendro
un alivio ciego y marginal.
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