domingo, 14 de julio de 2013

A bout de souffle

    Es bueno enterarse de muchas cosas que suelen ignorarse en un momento determinado. Podría mentir y seguir diciendo que sólo soy un espectador que sobrevive de pensamientos propios para satisfacerse por medio de historias, pero no, no todo el tiempo puedo estarlo asegurando. Sencillamente creo que a veces lo que más espero es la verdadera respuesta a mi cuestión, por dolorosa o intangible que sea.
    Hay días en los que levantarse de la cama puede volverse un verdadero martirio y una acción casi milagrosa, cuestiones dantescas que vamos figurando conforme nuestras ideas y sueños cotidianos, siempre tan llenos de ese entorno dramático que vamos construyendo inconscientemente a través de los días. Por otro lado, a veces dichas acciones nos preparan escenas mucho más llevaderas —y digo llevaderas porque manejables no son, sino que las vamos sacando a reacción de los diálogos o las circunstancias del momento—, situaciones afortunadas o inoportunas que tenemos enfrente y en las cuales tenemos que ahondar con todo eso que llevamos cargando detrás, toda una cuerda floja para cualquiera de nosotros. 
    Siendo el punto de partida de este tema mi propia inestabilidad, me detengo un momento en medio del aparente flujo de los meses y me pregunto, una vez más: ¿cuál es el lugar en el que quiero estar en uno-o-dos pasos más que dé en cualquier momento a partir de ahora? Sinceramente parece idiota decirlo, pero me remito al comienzo del año, al momento exacto en qué dejé de darme cuenta de lo que seguía por concentrarme en el desespero y veo un libro empolvado: blanco y pulcro chance de poder tomar un tiempo para perderme entre las palabras que pude haber escrito y las que en realidad voy a relatar. 

Duane Michals - Sad Farewell





1 comentario:

Zarzoza dijo...

Fetiches van, fetiches vienen.