Entras en la puerta,
una extraña puerta de madera mientras arrojas salvajemente el suéter que
llevabas puesto. Te miro, con curiosidad y una sensación de querer saber que
vendrá después, pero con un deseo de no querer llegar a descubrirlo del todo.
Extrañamente aparezco en la cama, no sé como, pero mientras tanto, la forma en
la que caminas ha hecho que la iluminación del cuarto se torne tenue y la
sensualidad de tus caderas arrasa el momento justo en que digo tu nombre. La
mente da vueltas y el ambiente es etéreo. El deseo entre nosotros es
grandiosamente atrayente, nacen calores mientras observo tu figura, en un
parpadeo que dura hasta que la luna llama.
1 comentario:
Hasta que la luna decida ocultarse
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