jueves, 1 de diciembre de 2011

Jesus fucking Christ!

Hace tiempo que no me daba un tiempo para escuchar al viejo Lou.
Es extraño como un simple lapso de tiempo puede tomar el nombre de año(s), cómo el rostro parece verse un tanto diferente —en mi caso, más bien es el peinado
— y como las mismas secuencias funcionan de nuevo. 

   Hoy abrí los ojos y diciembre estaba en mi puerta diciéndome buenos días, con su regordeta figura y esa sonrisa implacable de siempre. No hay nada que explicar, no hay nada que extrañar, son sólo los días que como vienen se van y uno siempre sale perdiendo la carrera.
  
   Lou parece ser un buen acompañante desde que lo conocí y aquí estamos, como en los viejos buenos tiempos: tomando cerveza entre bocanadas y canciones que dicen más que la experiencia misma.



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