domingo, 27 de julio de 2014

Carta a G (II)

    Te extraño. Lo sé, te lo he dicho hace poco y sé que también puede sonar un tanto curioso, pero así es. Poco he sabido de ti últimamente y tal vez es eso lo que me hace sentirlo, mientras en la ingenuidad en la que me tiene el tiempo por ahora suele ir pasando sin ton ni son. ¿Qué estás haciendo? Has estado distante y no es eso lo que me preocupa, a estas alturas de la situación y lo tanto que dejan a desear mis domingos no es ese el problema, sino el hecho mismo de sentirme perdido y, así, alejarme más de lo poco que te conozco ahora. ¿Qué tanto puedo decir de mi en estos momentos? Lo normal, lo de siempre. La ineptitud de transitar las mismas calles, de resolver los problemas laborales de todos los días, el vacío personal en el que convivo y persisto y del cual ya conoces; sin embargo estás ahí y al menos, entre el bullicio gris que deja la semana y las tardes que paso solo en casa, me acuerdo de ti. Puede sonar egoísta, me lo digo al momento exacto en que bebo un sorbo más de agua y me limito a escuchar el ruido de los chicos jugando fútbol en la calle, en ésta mi pieza, mi refugio del mundo exterior, aquí, en el eco intangible que ha quedado en mi oído de las decenas de gentes que he atendido en el día, te escucho. Y puede sonar tonto pero pasa, y el egoísmo de sólo recordarte bajo esta situación es la misma inquietud que ahora me hace escribirte. Bueno, lo último fue algo precipitado, la verdad es que no, no sólo lo hago cuando estoy en ese estado. A decir verdad, me acuerdo desde el momento en que acordamos lo de los veintisiete, en el hecho de común acuerdo que vagamente pactamos aquella vez y en la lluvia de pensamientos que se me vienen a partir de eso. ¿Será que en verdad si terminaremos cumpliéndolo? Digo, que a como van las cosas será cuestión de sólo decir que el tiempo nos ganó y que sigamos con ello. Muchas veces pienso que sería lo mejor, que todo lo demás por lo que, a veces, me preocupo no es más que la lista de situaciones momentáneas que tienen que situarse a duras penas; dejarlo de lado siempre ha sido el paso adelante y no prestar atención sería entonces la pieza clave. Demasiada stuff para ir mermando los días, G, demasiadas cosas que pasan y uno simplemente se queda con la boca cerrada asumiendo que no es nada más importante que el café de la mañana o el cepillado dental antes de ir a dormir. ¿Y qué se le va a hacer? Al menos ya falta poco para que me puedas dar un tour de nuevo por tu enorme ciudad. 
    

No hay comentarios: