Alguna vez encontré una pizca de humor en el dolor, lo recuerdo como si
 fuera antier, ¿o cómo se dice? Algo así, como se supone que se debe de 
decir cuando uno se acuerda de algo como si lo reproduciera en un video y
 luego dijera esa frase, mientras bebe un café y mira a alguna 
desconocida que entra a la cafetería y no dirige la mirada, uno sonríe y
 sigue contando la anécdota de la que se acordó y el acompañante se da 
cuenta, pregunta y uno sólo responde que nada, que es la vida misma la 
que hace que uno sonría como idiota y ya no sepa si es dolor o alegría. 
   
 Yo recuerdo el dolor más que el amor, porque el amor lo consigo con las
 cosas que sé que me van a dar amor, con mis esfuerzos y trabajos, mis 
ganas, pero el dolor es diferente, a uno el dolor le llega cuando menos 
se lo espera, cuando se supone que todo va a salir mejor, porque uno se 
esfuerza en que así sea y luego, el resultado que uno espera tener, el 
amor que iba a llegar nunca llega y sólo llega una patada en el culo que
 uno recibe de la persona aquella, siempre de sorpresa, sorpresa que de 
vez en cuando me da un poco de risa. 
 
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