Es cierto que parpadeo tres veces cuando no sé qué decir, en cuanto que, mi mente, enumera listas de frases que se aproximan a mi lengua dispuestas a salir en reacción del momento. Más, sin embargo, mis palabras se hunden entre mi lubricada lengua y se ahogan en lagunas de saliva previamente preparadas. Silencio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario