Hagamos
del erotismo la religión por defecto, nuestro trueque nocturno que se extiende
hasta el calor del día y el despojo del materialismo insensato e irrelevante.
Formemos el espacio libidinoso como burbuja oxigenada para la creación del
encuentro carnal, despójate de tus prendas, olvidemos las penas y déjame
sentirte en el calor más añorado, el infierno pasional.
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