viernes, 31 de octubre de 2014

Cítricos

    Aún es octubre y tengo la esperanza de irme a la verga junto con él. Todavía estoy a tiempo de enlistar mis pocos tiliches necesarios para finiquitar esta serie de rumbos a los que me han traído mis decisiones y poder sonreír complacido; chiflar y maldecirlos a todos ustedes los que dejo de lado y ponerme los audífonos para darle ritmo al último de mis torpes bailes suena muy bien. Por ahora, admito que esta simple idea que ha llegado a mí después de disfrutar de dos naranjas y un tamarindo no ha sido más que una mierda que se contradice desde el instante mismo en que es ya tarde y me encuentro ridículamente enfundado de un burdo pijama azul celeste: malas ropas para la ocasión. Otra complicación elemental sería volver la vista hacia mi iPod y no poder elegir una canción para mi muerte, un triste hecho que tornaría toda la escena como lo patético en lo que puedo terminar en cualquier momento: alcanzado por un infarto mientras giraba el dedo gordo por el click wheel sin decidir un honorable soundtrack final para mi cierre total. A veces uno sólo quiere largarse a la jodida con la única intención de no tener que cargar un día más con toda esa tanda de idioteces de las que se suele responsabilizar y he aquí el origen de lo anterior. Y por qué tendría que cargar octubre conmigo y todas mis inseguridades si ningún mes anterior lo ha hecho, ¿a quién más puedo culpar? Que carajo.

    

No hay comentarios: