lunes, 31 de diciembre de 2012

Mañana es otro año

    Se acaba el 2012 y mañana es martes. Este año ha sido uno de los más locos y bipolares que he tenído, uno más de los que pasan rápido y, a pesar de las largas esperas y los días interminables, más han significado para mí. Poco y mucho puedo decir con respecto a éste año: el montón de lecciones que me ha dejado, los objetivos cumplidos, los momentos felices y, también, un enorme puñado de tiempos difíciles que, creo, son de las cosas que más puedo valorar de todo lo sucedido. Sinceramente, nunca he sido muy adepto de festejar estas fechas ni realizar listados de nuevos objetivos a cumplir, pero pienso que es un buen momento para cerrar ciclos y refrescar los largos historiales que van dejando los días y las noches que se resumen en la vida. Por ahora no puedo agradecer, porque mi estado no me lo permite y sólo me queda pensar y tratar de vivir lo que falte, lo que sea necesario y seguir en ese montón de niveles o decisiones que significa vivir. Poco puedo celebrar y poco es por lo que puedo brindar, nada es para siempre y tal vez sea hora darse cuenta. Mañana es otro año, mañana seguiré siendo el mismo montón de miedos y defectos.

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