domingo, 19 de febrero de 2012

Entra

    Falta un ruido en mi cuarto que conozco muy bien.
    A decir verdad, hace ya algún tiempo que dejó de escucharse el eco que se había quedado pese a tu partida, como una huella o una pista que se quedó para hacer saber que habías estado aquí, pero no por mucho tiempo, como ambos hubiéremos querido. 
    Cada que voy subiendo por las escaleras que llegan hasta la segunda planta creo escuchar ese leve sonido que indica tu presencia, no un sólo sonido en sí, sino más bien, ese conjunto de sonidos que se vuelven armonía para mis oídos enamorados. Percibir un rumor entre cuchicheos del televisor me hace pensar que te encuentras en mi cama, con la televisión a bajo volumen y hojeando alguno de mis cuadernos donde abundan garabateos y letras que forman tu nombre.
    Cuando pienso de esta forma por un instante te escucho, pero es sólo mi recuerdo de ti y las enormes ganas que siempre tengo porque eso pase: Que sí, que un buen día estés aquí en mi cuarto y me recibas con una sonrisa y un beso de sorpresa, reaccionaré con un seño de desubicación fingida y entonces abriras tu puño y mostrarás en la palma de tu mano la llave que un día te dí.



1 comentario:

Zarzoza dijo...

la llave del corazón