jueves, 3 de febrero de 2011

El 78

A los que nos llama el viento no nos gustan tus argumentos. No nos perjudica en lo absoluto la caricia del silencio ni la patada hemorroidal de la sociedad. No nos remuerde la decadencia de cada país ni nos aferramos a ser felices. A los que nos llama el viento nos envuelve el aislamiento, nos practica sexo oral en el nirvana del secuestro, nos ocupa la inmensidad y el tiempo es el pretexto de hacernos sentir tristemente, vivos. El 78 es el único paisaje para los que nos llama el viento, es la isla flotante y secreto del viento del norte. Es la paradoja exquisita de saber que no existimos y reír mientras la vulva muerde conflictos y la gente guarda talismanes, escupitajos de nosotros, los arcaicos animales. A los que nos llama el viento nos besa y acaricia la más sublime de las reinas, para después darnos cuenta de que sólo se trata de coleccionar espacio. Y el viento sigue siendo el color etéreo.

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