martes, 22 de febrero de 2011
Av. Colón
He impuesto frases en tu rostro sin pestañear más de una ocasión cientos de veces. No necesariamente ocupo rectángulos blancos para hacerlo si no más bien, lo profundo de tu mirar. He designado tus mejillas para albergar sonrisas que creo al sentirte caminar, mientras en tu frente dibujo las caricias en las que nos refugiamos al atardecer, paseando en la alameda central. Hoy no ocupo letras negras para escribir la voz de lo que haces sentir, tardaría tanto que arruinaría la sencillez del momento y la eternidad del instante. La lucidez de besarte y el largo camino cambiante, es todo esto la necesidad de amarte y amarrarte en las llamas de los labios. Observar en tu puente de frente a nariz el cruce y el paso de tenerte o no hacerlo, del todo. El presente que se vuelve pasado y el futuro que se vuelve el ambiente, esta todo escrito hoy en esa pared que tenemos delante y te tomo de la mano sin decirte más, que un te amo con los ojos sonrientes clavados en la cara que tenemos enfrente.
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