martes, 4 de septiembre de 2012

Kaput!


     Había decidido llegar, hacer las cosas de la mejor manera posible: tomar dos tazas de café, arreglar algunos equipos mientras me interrumpían brevemente para hacer alguna cosa más. Parecía buena idea, hasta podría decirse que eran las ganas de hacer algo lo que corría por mis venas este día, pero no, estoy encerrado y ya me quiero ir.
   
Por los últimos años he tenido un enfrentamiento duro frente a los empleos que he tenido, un temor innecesario que nació hace tiempo y que aún oscila entre mis días. A pesar de eso he decidido trabajar, ser uno más de la oficina, uno en verdad más del montón, uno que se esconde tras un monitor de 15 pulgadas y que come en la oficina, ese soy yo, en el más aceptable de los casos, y hoy, como en aquellos días, me siento incomodo.
   
Tal vez sea sólo el día, uno aburrido, el primero de una gran lista. Sí, es lo más probable y lo mejor para creer justo ahora, entre estos veinticinco minutos que faltan para salir y estas palabras que no me convencen de nada, mi escritura anda tan mal como las pc’s que me toca reparar acá, “sos una bestia”.
   
Creo que sólo dejaré que el tiempo pase, que haga conmigo lo que quiera, que me siga aburriendo hasta dejarme en el hastío, de igual manera, sé que me largaré en unos cuantos minutos. Kaput.

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