Me gusta leerte como a nadie más en éstos últimos tiempos. Todavía puedo afirmar que sigues siendo un misterio para mi y, precisamente por eso, puedo seguir fiándome de lo que haces sin esperar nada a cambio, sabiendo que entre juegos y chuscas conversaciones no hacemos nada que pueda dañar o corromper algo que tanto nos habría costado construir.
Para bien o mal, ninguno de los dos estamos dispuestos a acarrearnos algo tan tonto como eso, no después de lo que nos ha tocado vivir en el último año, lo cual, como un patético punto de vista, nos inmiscuye en un extremo pesimista de la vida en donde terminamos por acoplarnos tan bien, razón suficiente para que nos alegremos tanto de, al menos, no estar tan aislados del mundo como ambos creímos.
Escribir sobre ti no tendría importancia si supiera que visitas seguido este blog. Como sé que no lo haces puedo darme el pequeño lujo de hacerlo, un poco al menos: antes de que pienses que todo esto va más allá de lo que parece. Podría decir que es injusto el hecho de que esté abierto a un público general, que poco tiene que ver con nosotros, y no a tu merced, más sin embargo casi puedo afirmar que te negarías a leerlo y preferirías dejarlo para después: un signo característico de tu persona.De igual manera no creo relevantes para ti estas palabras, así que no importan, sólo me sirve escribirlas para mantenerme un poco ocupado.
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