viernes, 4 de marzo de 2011
Regio opaco
El cielo regiomontano hoy no está más sesgado que ayer. Se siente con el viento la torcedura de siempre, solo que más reforzada. El verde de los árboles hoy no puede suceder, simplemente porque sus hojas hoy no lo quieren ser. Cosas que no entendemos, cosas que todos ignoramos. Prosa que vómito los martes, compadre. El placer de sorber la desdicha colectiva de una ciudad en evidente decadencia. Somos parte de ello, somos la clave de lo bello, el declive atormentado de la trabajadora sultana. Las calles atascadas de vehículos parados, los antros desdichados sin jóvenes calientes, los toques que amargan la piel y la fe inmaculada. El acto de acompañar el conocido corrido de don Severiano Briseño al son de los plomazos. Pero, ¡pásele pariente! Que nadie le hará daño, aunque el retroceso es más obvio cada año. Venga compadre no sea maricón, el cielo suele estas así de torcido, y si nos vamos juntos que sea en un levantón, usted no se preocupe y cante conmigo nuestro hermoso corrido.
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