domingo, 1 de enero de 2012

Te olvido el tiempo que tardo en bañarme

No había podido asimilar totalmente que el año estaba por terminarse hasta hoy, ya en el primer día del año nuevo, en una de mis ocupaciones que caracteriza a enero: Tratar de borrar de mi mente alguna parte específica de tu cuerpo, mientras tomo una ducha caliente. 
   Al rociar mis manos con el shampoo, parpadeo y decido al instante qué parte de ti olvidaré esta vez. Hoy escojo tu brazo derecho y todo parece pintar muy bien.
   Lo visualizo, primero desnudo, y después, bajo una blusa blanca de manga corta. Luego otra vez desnudo, en su tonalidad blanquecina, claramente mestiza y ocupante de los verdes caminos que llevan hasta la majestuosidad de tus manos: el éxtasis de la susodicha extremidad. 
   Enjabono mi cuerpo erradicando los recuerdos de nuestras duchas de pareja, donde tu brazo era dominante, una fugaz serpiente entre el agua y mi piel; una manera de limpiar sin la más mínima intención. 
   El baño perdura mientras me concentro en tus pequeñas uñas y las marcas de piel, que se van borrando entre la espuma del jabón y el agua que se lo lleva todo. Me basta otro pardeado para erradicar completamente lo que me propuse en la regadera. para después, secar mi cuerpo y restaurar. al momento. tu brazo derecho que sólo olvidé mientras duró la ducha.

1 comentario:

Zarzoza dijo...

desaparecer es la idea que asalta mi mente