No había podido asimilar totalmente que el año estaba por terminarse hasta hoy, ya en el primer día del año nuevo, en una de mis ocupaciones que caracteriza a enero: Tratar de borrar de mi mente alguna parte específica de tu cuerpo, mientras tomo una ducha caliente.
Al rociar mis manos con el shampoo, parpadeo y decido al instante qué parte de ti olvidaré esta vez. Hoy escojo tu brazo derecho y todo parece pintar muy bien.
Lo visualizo, primero desnudo, y después, bajo una blusa blanca de manga corta. Luego otra vez desnudo, en su tonalidad blanquecina, claramente mestiza y ocupante de los verdes caminos que llevan hasta la majestuosidad de tus manos: el éxtasis de la susodicha extremidad.
Enjabono mi cuerpo erradicando los recuerdos de nuestras duchas de pareja, donde tu brazo era dominante, una fugaz serpiente entre el agua y mi piel; una manera de limpiar sin la más mínima intención.
El baño perdura mientras me concentro en tus pequeñas uñas y las marcas de piel, que se van borrando entre la espuma del jabón y el agua que se lo lleva todo. Me basta otro pardeado para erradicar completamente lo que me propuse en la regadera. para después, secar mi cuerpo y restaurar. al momento. tu brazo derecho que sólo olvidé mientras duró la ducha.
1 comentario:
desaparecer es la idea que asalta mi mente
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