jueves, 23 de septiembre de 2010
Conjunto de anomalías y aberraciones del otoño
Si miras a través de la ventana veras que aquí no hay nadie. Lo notarás por la soledad que se alcanza a divisar, por las cortinas viejas de colores tenues con posición milenaria, por el polvo que nunca limpié. Si intentas imaginar como era esta casa antes de estar así tienes que ponerle mucho ingenio, sencillamente por que en toda tu vida jamás viste a alguien entrar o salir de aquí. El otoño marca territorio y se apodera de la anomalía de este hogar. Las falsas risas e hipócritas citas vienen, chocan y se atoran en estos cuartos, vienen a recordarme que donde reina la soledad se engendra la peste. Aquí nadie reina, todos vivimos en una tranquila (muy tranquila) estabilidad y amistad austriaca del siglo diecinueve. Aquí no bailamos (ni cuando nos drogamos) solo nos dejamos hundir con música delirante. Si miras a través de la ventana tal ves un día me veas sentado en el viejo diván del abuelo, leyendo un libro tonto de utopías y hombres que no son como yo. No sé que tan probable sea. Quizá algún otro día me veas sentado tomando café y fumando cigarrillos conmigo mismo o con alguien más y tal ves hasta nos acompañes. ¿Decidirás quedarte para siempre? ¿Te dispones a pasar el resto de tus días acá, o te atreverás a sacarme de aquí y a dejarme esparcir mi impura estabilidad en el exterior?
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