domingo, 5 de diciembre de 2010

La estupidez de buscar capicúas de cinco a seis

Se me ha presentado un nuevo problema, ocupar mi tiempo. Tiempo que ya tenía ocupación, tiempo que se cambio por la escuela, escuela que se terminó. Comienzo a pensar que sería bueno trabajar u ocupar ese lapso en la ocupación anterior, luego sin empezar a actuar atravieso el tiempo y parezco acabar sin más que escribir estas torpes palabras. Ella me ocupa en todo el tiempo y eso no es ninguna novedad, pero en este mes no tengo ocupación de cinco a seis y parece ser un momento de relajación. Relajación sin sensación, algo así como distorsión sin ser absorbida por la brusquedad del momento. Y pasan las aves que cagan los autos que pitan en las calles, mientras la raspante bocanada gris se libera de mi boca y no me doy cuenta de que la estupidez de buscar capicúas de cinco a seis, se a establecido.

jueves, 23 de septiembre de 2010

Conjunto de anomalías y aberraciones del otoño

Si miras a través de la ventana veras que aquí no hay nadie. Lo notarás por la soledad que se alcanza a divisar, por las cortinas viejas de colores tenues con posición milenaria, por el polvo que nunca limpié. Si intentas imaginar como era esta casa antes de estar así tienes que ponerle mucho ingenio, sencillamente por que en toda tu vida jamás viste a alguien entrar o salir de aquí. El otoño marca territorio y se apodera de la anomalía de este hogar. Las falsas risas e hipócritas citas vienen, chocan y se atoran en estos cuartos, vienen a recordarme que donde reina la soledad se engendra la peste. Aquí nadie reina, todos vivimos en una tranquila (muy tranquila) estabilidad y amistad austriaca del siglo diecinueve. Aquí no bailamos (ni cuando nos drogamos) solo nos dejamos hundir con música delirante. Si miras a través de la ventana tal ves un día me veas sentado en el viejo diván del abuelo, leyendo un libro tonto de utopías y hombres que no son como yo. No sé que tan probable sea. Quizá algún otro día me veas sentado tomando café y fumando cigarrillos conmigo mismo o con alguien más y tal ves hasta nos acompañes. ¿Decidirás quedarte para siempre? ¿Te dispones a pasar el resto de tus días acá, o te atreverás a sacarme de aquí y a dejarme esparcir mi impura estabilidad en el exterior?

martes, 27 de abril de 2010

Cabellos Torcidos

Hoy me desperté con ganas de usar manga corta, con unas ganas de bañarme en tu esencia, con una espina en el dedo pulgar. Trazar aristas y unirlas para descubrir figuras, para encontrarte a ti. Hoy sonrío tras ver al sol volver. Las flores bailan y tuercen el ayer, el viento se sienta y se pone a ver. Trago saliva y dibujo tu razón, sabes a dicha, a locura, a farmaco, a Doxepina sin sazón. Tus colores me elevan, fumo tu esplendor, no se nada de rimas, me grabo tu voz. El encino se mueve, extraña al viento, quiere seguirle contando secretos susurrándole al oído, decirle cosas cursis, que sé yo. La luna estremece, alumbra mis uñas bañadas de alarma que extrañan tu piel, tus cabellos y fallan, tocan al vacío pensando ser tú. La calma de aplasta cada que pienso, cada pensamiento sediento escabulléndose en ti, cada respiro que inhala tu nombre me recuerda lo mucho que te amo y no hay fin.

miércoles, 17 de marzo de 2010

La superchería del arranque




Un ornitorrinco me invito ayer a cenar, en su casa, debajo de la mía. La nostalgia era lo suyo y la soledad era su esposa. Había una silla con mi nombre, de colores carnosos y con olor a agosto. Parecían conocerme, yo no le di importancia. Comimos armonías y me dijeron que nunca sabrían mi nombre. Merecían mis pestañeos y me quede a dormir. Las noches debajo de la tierra son frondosas y dormí con rapidez. Recostado soñaba con la enorme bola que siempre ha estado entre mi garganta y el enorme vacío en el estomago. Supe después que me había acostado con su esposa.


domingo, 28 de febrero de 2010

Mientras viene la primavera


Invadiendo el espacio de la pérdida desde hacia mucho tiempo, me había acostumbrado a rasparme, a estar herido constantemente y uno aprende a vivir con ello. Uno sabe cuando las cosas no se dan del todo y lo único que puedes aprender a apreciar es sin más, el tenerse a uno mismo. Caminatas que nunca cogieron compañía, placeres ciegos relativos, autocompletación, y la resignación de existir simplemente, tratando de disfrutar de esas cosas que uno adora, pero en un viaje de Bus sin acompañante en el aciento de al lado, y conformandose con observar por la ventanilla. Quebrantado pero sin flaquear, desviado del camino de la providencia por la tangente más ininteligible, forjaba un estrecho camino, con las manos ya inchadas y la mirada borrada. Materia olvidada en el espacio-tiempo, pero que a fin de cuentas, está. Momentos, que simplemente estan ahí, sin querer estar, sin saber exactamente donde, simple física cuántica; no son los mejores ni los peores, pero ella tiene unos guardados para mí. Ella quien cruzo su tangente con la mía, quien creyo estar perdida y descubrio que no es así. Por que dos lineas que se juntan tienen un punto en común, que por mas pequeño que sea es un trazo que nos junta a los dos. Ella, la pequeña personita de ideales complejos y acento capitalino. La que no sabe si escogio o la encontraron. La chica de cabellos cortos y camara a la mano. A la que le pedí matrimonio sin dudar. La chica que decidió unir sus pasos a los míos. La medio transtornada. La que ama los libros. La que come cerebros. Unida o cegada, mas bien perdida, como yo. Encuadre. Espacios. Rombos en la puerta de entrada. Golpes graves. Quizá pasos, quizá madres. Tal vez pasos siguiendo la escalera. Tocán tres veces. Nadie atiende. Un minuto de espera. Tocán de nuevo. La tangente aún sigue siendo tangente. Abril. El cartero llama a la puerta y nadie atiende. Y espera. No atiende nadie, por que los dos estan fundidos en un solo ser.

lunes, 15 de febrero de 2010

Lunes

(And no-one sings me lullabies
And no-one makes me close my eyes
And so I throw the windows wide
And call to you across the sky)

Puede que no sea cierto.

lunes, 4 de enero de 2010

I become bored

También un poco lento. Me gustaría pensar que los pequeños detalles y los simples momentos bochornosos, son en realidad un complemento de una pequeña parte diferente a lo cotidiano, a lo tolerable y que en conclusión, fueron inventados para hacer las cosas un tanto más odiosas. Supongamos que entre tú y yo no hay estas interferencias y que nos vamos, te compraré un sombrero rojo y te gustará, pero no será un detalle más, si no que se convertirá en un tesoro. Lo usarás los domingos y me encantará. Bastarán dos semanas para que te aburras de mí, o al menos yo lo haré contigo, porque siempre me pasa. Inventarás el término embarazoso conmigo. Te desagradará que escriba cosas extrañas y que dibuje siempre en cada espacio en blanco de cualquier papel. Mi forma de vestir te parecerá anticuada. Te avergonzará mi vocabulario grotesco y también que no sepa bailar. Dirás que no tengo remedio y que soy de lo peor. Los detalles se idearán base a lo opuesto de mi atención hacia ti. Me volveré viejo en una estancia lejana a la ciudad y simplemente me acordaré de ti en navidad, y moriré de soledad por que así lo quisimos todos.