Amanecer sin la noción de qué es lo que prosigue en este momento se ha vuelto una rutina banal en estos últimos días.
La primavera ha llegado hasta acá con una inconsistencia abrumadora, con mañanas grises y tardes soleadas en donde no encuentro más que un desvarío de emociones y reminiscencias encaminadas hacia lo incógnito, siendo la noche quien me refugia en abrazos y caricias para mantenerme más tranquilo.
Por ahora el tiempo se sigue yendo, con las palabras y los silencios, con toda esta figuración de procesos en los que se supone uno tiene que vivir. Y qué es lo que sigue, qué es eso que nos falta y nos hace despertar cada día, me pregunto a la par en que observo hacia afuera desde mi ventana, contemplando la monotonía suburbana de mi entorno y excluyendo toda esperanza fugaz de entre tu mirada y la mía.